Peñaflor

La ermita de los Santos Mártires, de singular arquitectura, se asienta en una tumba hipogea romana.

El nombre de Peñaflor procede de la tradición que cuenta que cuando los santos Críspulo y Restituto, en el siglo XI, murieron mártires, de su sangre caída en una peña, brotó una flor. En ese lugar se levantó la ermita de los Santos Mártires (a la derecha). De singular arquitectura, se asienta en una tumba hipogea romana. Es de planta rectangular con dos salas cuadradas, una de ellas excavada en la roca, sobre la que se eleva una espadaña. Los principales monumentos de Peñaflor pertenecen al siglo XVIII, cuando la población pertenecía a los marqueses de Peñaflor: La parroquia de San Pedro, el convento de San Luis y las antiguas Casas Consistoriales. Peñaflor se conoce igualmente por sus ermitas y su arquitectura civil, como la casa Palacio, la casa Parroquial y la Fábrica de Harina. Su personal arquitectura popular es especialmente visible en la calle de las Cuevas, así llamada por las cuevas que se incorporan a las casas construidas en su delantera. Por último, de su más remoto pasado son el yacimiento fenicio del Higuerón o los restos de la que fue importante población romana de Celti.